A liarla!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!


Este post va para Beth Gargola, Montse Matas Lavinia, Montse W.Morales, Sara Rodríguez Robledo, Juan Muñoz, Marcelo Patricio Gatell, y tantos otros qué, como ellos, ya lo saben.

Cada vez entro en el face con más precaución. A fuerza de usar las redes te vas dando cuenta de que son esto, redes, de modo que no puedes andar sobre ellas como quién pisa tierra firme. O sientes bajo los pies el grosor de un acertado nudo marinero, o metes la pata y te quedas con la misma colgando en el vacío. Son percepciones de cosas chiquitas que acaban por conformar un todo. No sé cuantas pipas son necesarias para llenar una bolsa de pipas, pero anda que no es mal rollo que se te clave la astilla de una semilla de girasol en las tragaderas. Y las tragaderas, más que darlas al fuelle, hay que mantenerlas lo más vírgenes posibles, no fuera que acabemos cambiando el placer de tragar lo que nos apetece, por la otra estúpida tarea de engullir cualquier cosa, como parece que nos está pasando, pero bueno, dejo este tema y vuelvo a lo anterior.
Ya estoy harta de dar volteretas encima de un diván. Mi actual renacimiento personal ha vuelto a clavarme tachuelas sobre los zapatos de gamuza azul.
Entro en las redes con precaución, mucho más en estos tiempos de confusión, alertada por las veces que he visto como el darle al “Me gusta” se convierte más en una palmada en el hombro a un colega que te encuentras (o te gustaría encontrar)  de espaldas por la calle (Ay, este sentido de pertenencia a un determinado grupo de personas. Ay la falacia) que en la lectura y debida y la posterior comprensión del enunciado de lo que ha escrito el fulano o fulana de tal.
Todo lo que suena a estemos unidos que esto no hay dios que lo tolere y que se vaya a tomar pol culo el ministro y su suegra, o viva la cultura que pone un punto de sutura en la costura, lo premiamos con un clic, sin atender, algunas veces, lo que subyace en cada frase. He leído auténticas idioteces, incluso llenas de mala fe, en discursos de pocas líneas a los qué, en principio y según otro absurdo principio, debería de estar de acuerdo.
Ya veis que me gusta hacer amigos, pero es lo que hay.
Hace poco un intelectual de la sacralización cultural (ateísmo versus pegaminus)  puso algo que no transcribiré, y venía a contar lo que separa a un obrero de un “artista”, como si fuera necesario hacer  distinciones más allá de las personas. Lo borré. A tomar viento. Y así otras muchas cosas. Desde la pata colgando en el agujero de la red por un dogmatismo de parvulario, hasta mostrar el trasero por un clic a una frase del cripticismo del rasca rasca que seguro que no hay premio, hasta las bobadas de esta intelectualidad tan “nuestra” que va a las manifestaciones, pero en de puertas adentro de las bibliotecas, iguala la política de exclusión del PP.
Todo lo que cuento se podría denominar “las peligrosas consecuencias de los efectos retrancas de las redes en tiempos de caos social”, aunque también es lícito decir que he vivido los agradables efectos retranca que me ha dado la red, en concreto,  para la difusión de este blog.
Desde que lo escribo, he pasado de que me leyeran cuatro amigas  y amigos del rocanrol y sus  correspondientes gatos peludos, a que se me disparara el marcador de visitas, solo porque mi amigo, y siempre peor escritor que lo primero; Javier Pérez- Andújar,  me animara, cuando tenía face ( y me anima en el Twitter) con sus comentarios resalados. Se lo dije la otra tarde en que vino a darme mimos con su lengua de los Rolling Stones. Él decía, no tía, no. Le dije que sí, joder, que sí. Y respondió vale, bajando la cabeza para no oírme.
Es normal. Un genio dice a por ello y la cosa se mueve. Lo único que me cuece es que había quién ya me había leído y no hacía plas y ahora hace plas plas, a cuestas con el genio. No creáis que me esté convirtiendo en una locaza del resentimiento. Eso nunca lo seré. Podré ir al trullo por treinta y siete tentativas fallidas de asesinato, pero seguiré viéndoles algo guay a todas mis víctimas.
Solo me gusta poner las cosas en su sitio. Tener los cajones ordenados y la casa por barrer.
Cuando a los aúpas de “nuestro” mejor escritor de esta mitad de siglo, el Andújar, se le sumaron los “compartir” de la mejor persona que he conocido jamás en este mundo, el siempre peor actor que amigo, Juan Echanove, el marcado de visitas del blog, ya loco, se ha roto por los cuatro costados.
Así que las retrancas de red me han beneficiado tanto como me joden en ciertos casos.
Lo malo de escribir  estas cosas es qué, no sólo perderé a algunos “amigos” del face, si no qué, encima, los dos amigos genios que he citado, mis dos amigos obreros con capacidad de convocatoria, esta vez no me van a dar pábulo porqué son tímidos, se marean ante el halago, y no les va que les quieran por la red.
La red no es un lugar para querer a la peña. O no sólo. Aunque si es un lugar para jugar con dobles sentidos y decir lo que se siente para que le den al me gusta sin pensar, no veo por qué no podrían hacerlo, aunque lo importante, para mí, para mi blog, para mi relación con las redes, no es ir comiendo la polla en público a mis compañeros, si no apreciar que a quién le gusta lo que dices, sea por que de verdad le gusta y no porqué tiene el dedo tonto y la cabeza en el sopor de las consignas y las tendencias.

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